La
ciencia y tecnología es un aspecto motor del desarrollo que es capaz de
accionar las palancas de cambio necesarias para transformar la enorme variedad
de ventajas comparativas diferenciales que el Perú mantiene en auténticas
ventajas competitivas que el Perú requiere desarrollar como fortalezas para su
crecimiento.
La
situación de la ciencia y tecnología en el Perú al cierre del año 2012 puede reflejarse en
dramáticos indicadores que muestran como el Perú tiene los más bajos
porcentajes de inversión en Ciencia y tecnología (actualmente menos del 0.15%
del PBI) en comparación toda la región latinoamericana, mantiene los más bajos
porcentajes de contenido tecnológico exportable (menos del 3%), el menor índice
de publicaciones por cada cien mil habitantes (Perú:1.5) y la menor tasa de
patentes registradas por cada cien mil habitantes (Perú:0.2). Estas cifras
muestran nuestro real y efectivo interés por el tema de la ciencia y la
tecnología como parte de nuestra agenda actual en el nivel público y privado. Igualmente
es claro que dentro de la poca investigación desarrollada en el Perú la mayoría
de la misma (casi 50%) se desarrolla principalmente en universidades y menores
porcentajes en otros sectores como institutos especializados y centros de
investigación siendo dramático que las empresas privadas solo participen con
una producción equivalente a un insignificante 4% lo cual también demuestra un lamentable poco
interés empresarial en estos temas.
La
realidad institucional no es distinta. En el Perú existe una enorme cantidad de
instituciones que conforman el denominado Sistema Nacional de Ciencia,
Tecnología e Innovación (SINACYT) y que son organismos que se dedican trabajar supuestamente
en la promoción y gestión de la ciencia y la tecnología como las universidades,
el CONCYTEC, FONDECYT, CONID o el mismo INDECOPI entre los principales. Este
sistema ha permitido la existencia de una multiplicidad innecesaria de
organismos fraccionados fomentando el tema de la Ciencia y tecnología cada uno
con reportes desestructurados a diversos organismos y ministerios con la
injerencia casi siempre política o interesada del Ministerio de Economía o de
la PCM en las decisiones que implican inversión. A la vez este conglomerado de
instituciones ha producido una burocracia y liderazgos personales de científicos
conocidos que reflejan un sistema totalmente improductivo, ineficiente e ineficaz
además de inoperativo en la práctica puesto que al haber muchas instituciones
tan diferenciadas es difícil articular una política sostenida que marque el
rumbo que debemos adoptar como nación en materia de ciencia y tecnología.
La
situación actual de la Ciencia y Tecnología en el Perú es una consecuencia
profunda de nuestra falta de visión sobre el desarrollo que debemos alcanzar
como nación y de nuestra ignorancia
sobre las palancas que nos deben permitir alcanzarlo. Este problema es parte de
un problema aún más general que tiene que ver con el papel percibido en el Perú
de la educación como motor del desarrollo y la importancia que los ciudadanos,
las familias, las organizaciones, las instituciones y el Estado le damos a tan
importante aspecto en términos reales. La situación es dramática y el tema de
la educación en general y de la educación científica y tecnológica en
particular no son parte de las agendas ni de las prioridades de ninguno de los
actores antes mencionados.
Si
bien es cierto el problema presenta muchas aristas mi planteamiento es que en
el Perú el principal problema radica en la existencia de serias y aun no superadas
restricciones políticas, socio-económicas y culturales que impiden el normal desarrollo
de la ciencia y tecnología, las mismas que debemos levantar y superar si
queremos abrir la puerta hacia el desarrollo.
La
primera restricción es la existencia de profundos intereses políticos,
económicos y culturales por asentar la idea que la Ciencia y la Tecnología se
encuentran necesariamente en una profunda desconexión con las actividades
empresariales y con el mercado. En el Perú existe un divorcio marcado entre la
actividad empresarial y la actividad científica que hace que la empresa no tome
en cuenta el desarrollo científico tecnológico local, no tome en cuenta su
producción o su aporte como valor agregado y se limite solamente a importarlo
cuando lo requiere o cuando les es impuesto por sus empresas matrices o por sus
estructuras corporativas locales o extranjeras.
Los
intereses políticos se centran en la relativa facilidad que existe para dominar
con soltura una masa humana embrutecida e ignorante en la medida que dicha masa
se especializa y esmera en acelerar dicho embrutecimiento e ignorancia inconsciente
como estrategia para acrecentar el dominio cultural de las mayorías. De igual
forma los intereses económicos corporativos multinacionales se sustentan en la
potencial amenaza que representa un país tan megadiverso y rico como el Perú
para aprovechar sus ventajas comparativas (microclimas, ecosistemas, variedades
genéticas, etc.) y convertirlas en ventajas competitivas con productos que
pueden fácilmente desplazar a las marcas más reconocidas en el mundo y
constituyen amenazas concretas con ventajas insuperables en la calidad, el
origen natural y el precio competitivo en el mercado mundial. Finalmente los
intereses culturales presentan matices variados e igualmente restrictivos como
veremos más adelante.
La
segunda restricción es que la ciencia como la han presentado en el Perú a
través de años en el sistema educativo no es ni remotamente atractiva. En general
es enseñada por maestros sin mayor preparación que en muchos casos no conocen
los fundamentos básicos de la materia científica que pretenden enseñar. En particular
cuando se transmite se desarrolla de manera muy teórica y dogmática sin
recurrir a la experimentación con lo cual el nivel de acercamiento hacia la
ciencia es restrictivo de inicio y con ello en consecuencia se adopta frente a
ella una actitud de distancia y temor que crece con los años del educando y se
asienta con ese sentido en la mente del futuro ciudadano nacional.
La
tercera restricción es que la ciencia ancestral peruana y la tecnología local
andina y amazónica es considerada persistentemente por los propios peruanos
como ciencia de una categoría menor, como sub-conocimiento y como algo
folklórico que no es digno de estudiarse científicamente demostrando un
profundo menosprecio por lo propio y por lo regional andino o amazónico con las
más profundas raíces racistas. Con ello cientos de años de conocimientos
ancestrales y técnicas extraordinarias de ingeniería agrícola, hidráulica,
mecánica y física se han desechado, perdido y subocultado a través del tiempo y
lamentablemente parecen condenados a que solo podrán ser revalorados si son
redescubiertos desde el extranjero por un tema de complejo cultural aun no
superado.
La
cuarta restricción es el precio con el que valora la Ciencia y la Tecnología
que demuestra claramente que la ciencia y la tecnología en el Perú no valen
nada, prueba de ello es que los científicos no encuentran trabajo, les pagan
muy mal, no encuentran financiamiento para sus investigaciones y en muchos
casos se ven obligados a subemplearse para poder sobrevivir. (Tenemos una gran
cantidad de físicos haciendo taxi o enseñando en institutos o haciendo de
profesores de matemática o de nivelación preuniversitaria por poner un ejemplo
simple). Únicamente existe lo que podríamos denominar un grupo de notables con
nobles intereses que son financiados por medio de cooperación internacional o
por alguna partida presupuestal minúscula que les permite operar y sobrevivir
aún con las serias limitaciones y restricciones que ello implica.
La
quinta restricción es de naturaleza contable y tributaria pues actualmente no
existe ningún incentivo tributario, fiscal u operacional para la inversión en Investigación
y Desarrollo y/o para la inversión en Ciencia y Tecnología. Con lo cual desde
el punto de vista puramente empresarial y económico no existe ningún atractivo
para invertir en ciencia y tecnología fuera de la inversión necesaria que la
empresa deba hacer para su subsistencia necesaria y para salvaguardar su
conocimiento empresarial “know How” como ventaja competitiva en el mercado en
el que opera.
La
sexta restricción es nuestro propio temor a la innovación tecnológica que ha
logrado sepultarnos en grandes ideas y elevados diagnósticos sobre como hacer
las cosas sin dar el paso siguiente a innovar haciéndolas. (El Perú es el país
de los diagnósticos donde muchos dicen cómo hacer pero realmente pocos hacen). Si
bien creatividad es pensar cosas nuevas (el Perú está lleno de creativos) en
cambio innovación es hacer cosas nuevas, es experimentarlas, es aplicarlas y
generar nuevo conocimiento, nuevos productos, nuevos servicios, nuevas formas
(En el Perú los innovadores son realmente muy pocos).
Estas seis (06) restricciones
representan en mi opinión la principal limitante al desarrollo de la Ciencia y
Tecnología en el Perú. Superar dichas restricciones constituye un amplio reto
que requiere un trabajo interinstitucional e individual donde el ciudadano, la
familia, las organizaciones, las instituciones y el Estado requieren
reflexionar y repensar su posición frente a la educación, la ciencia y la
tecnología como motores impulsores del desarrollo y replantearse sus acciones desde
las etapas más tempranas del desarrollo educativo de cada peruano.
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