viernes, 12 de octubre de 2012

Relaves valiosos, una nueva oportunidad para cerrar operaciones antiguas



Los altos precios de los metales, el aumento de la recuperación metalúrgica por nuevas tecnologías y la cada vez más complicada operación exploratoria (restricciones sociales, climáticas y económicas) han permitido que hoy tengamos una coyuntura de gran cantidad de depósitos de relave antiguos existentes que tengan mayor ley de finos que lo que los geólogos de exploraciones están encontrando en sus campañas de exploración en la búsqueda de nuevos yacimientos. Suena paradójico pero en el Perú aún existen relaveras que tienen un promedio de 6 a 8 gramos de oro por tonelada que además ya esta chancada y molida con lo cual puede recuperarse de manera sencilla y económica para obtener metal fino comercial que puede pagar un apropiado costo de cierre de las mismas de manera ambientalmente segura y en cumplimiento de la normativa actual de cierre de minas.
Recordemos que casi todas las relaveras antiguas (si es que se les puede llamar así pues antes eran solo desechados en la quebrada más cercana) pertenecen a una época pre-ambiental donde el cuidado del medio ambiente no estaba considerado en la ecuación del negocio y por lo tanto constituyen buena parte del pasivo ambiental que la minería del pasado aun nos deja y que fue operada principalmente por el Estado peruano y algunas transnacionales que operaron en el Peru durante años los principales yacimientos mineros locales. 
 
Esta es una gran oportunidad para cerrar en forma segura una cantidad importante de relaveras antiguas que hoy pueden pagar su estabilización geoquímica y física de largo plazo con los ingresos generados por el metal fino que puede ser recuperado. Es como si pudiéramos reciclar el residuo para volverlo a confinar solo que esta vez en forma segura y bajo las nuevas reglas de seguridad ambiental que el mercado exige. Esto pone en valor muchas operaciones antiguas algunas de las cuales ya  habían sido abandonadas y otra que se encontraban como un foco contaminante que debía ser cerrado.

Recordemos que el pasivo ambiental de las operaciones mineras en el Perú supera los 32,000 millones de dólares si solo consideramos los más de 7,500 pasivos identificados formalmente por el Estado hasta el año 2012 y para el cual se cuenta institucionalmente solo con una fracción insignificante de fondos presupuestados que ni siquiera van a alcanzar para los estudios de ingeniería que deben desarrollarse previamente al cierre de cada pasivo ambiental.  El tema es complejo y guarda todo el pasado de operaciones intensivas de la antigua industria minera peruana cuando los temas ambientales no eran parte de la ecuación de negocio y donde el principal minero era justamente el Estado Peruano y algunas transnacionales que hoy no existen o ya no operan en el Perú.
Afortunadamente la naturaleza ha realizado su trabajo y muchas de estas operaciones antiguas en gran medida abandonadas, se han estabilizado geoquímicamente en el tiempo de manera natural y no todas son un peligro geoquímico pero si aún físico y con mayor razón visual ya que el impacto visual de muchas de estas operaciones antiguas es impresionante. De igual forma con mucha pena vemos como la minería informal incrementa este pasivo ante la vista y paciencia de las autoridades cuyo esfuerzo es totalmente insuficiente para controlar este flagelo contaminante que no agrega valor, no genera impuestos y daña el medio social y ambiental de nuestro país.

La minería formal moderna opera bajo estándares internacionales donde la variable socioambiental es la primera en la ecuación de negocio y tanto el desmonte como los relaves son debidamente confinados de acuerdo a sus características particulares para  una disposición segura que garantice una estabilidad geoquímica y física de largo plazo así  como una recuperación del paisaje cambiando el impacto visual como producto del cierre de mina.

El hecho de poder recuperar metales finos de los relaves e incluso de depósitos de desmonte confinados con leyes altas porque antes los cut-off eran más altos debido a los precios internacionales del metal que ahora puede ser recuperado para dar paso a un cierre ambiental y socialmente seguro, esto permite una gran oportunidad para lograr avanzar a disminuir el pasivo ambiental minero que aún tenemos. El Estado, la empresa privada y los actores sociales pueden descubrir esta oportunidad y realizar proyectos conjuntos en asociaciones publico privadas para lograr avanzar en estos cierres de operaciones antiguas generando ingreso ambiental y bienestar en el camino.

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