En
el Perú existen actualmente más de 5,000 minas de las cuales solo menos de 1,000 son unidades
formales, es decir existen para el mundo formal, pagan impuestos y contribuyen
con la rueda productiva que activa la economía y permite el crecimiento,
desarrollo y bienestar. De esas casi 1,000 empresas mineras realmente solo 10
corresponden a la denominada gran minería, 200 a la mediana minería y el grueso
de la diferencia (cerca de 800) a la pequeña minería formal. El resto no está
en el sistema, a pocos parece importarles y operan en la clandestinidad a costa
de la seguridad de las personas que ahí trabajan y a costa de un significativo
e irreversible daño ambiental. Un drama y una realidad social que pocos quieren
ver y muchos prefieren ignorar.
La
realidad es que la gran y la mediana minería son las únicas que pueden disponer
de los recursos y la tecnología suficiente para asegurar una adecuada
protección ambiental al entorno en el que operan y garantizar un trabajo en
condiciones adecuadas de seguridad y salud ocupacional para sus trabajadores. La
pequeña minería, incluso la formal no tiene los medios para hacerlo, no dispone
de la tecnología necesaria y por la excusa de presentarse como un problema
social desatendido es relajada desde el control del regulador y por ende se
aplican a ella leyes más permisivas con lo cual se aleja perversamente de cualquier
estándar internacionalmente aceptable tanto para la protección ambiental como
para la protección debida del trabajador que la opera. Es un sistema perverso
pero es así como funciona en la actualidad.
Para
complementar esta inapropiada concepción sectorial vemos como nuevamente la
legalidad está bastante separada de la realidad. Es así como legalmente se
denomina como pequeña minería a aquellas minas que extraen entre 1 y 500 TM por
día (TPD) pero la realidad nos demuestra que el promedio de la pequeña minería anda
en ordenes muy inferiores a las 100TMD de extracción promedio. De igual forma
se indica que las minas entre 500 y 5,000 TMD corresponden a la mediana minería
pero la realidad nos demuestra que el promedio de la mediana minería supera las
1,500 TMD y en muchos casos tienen
unidades dobles para pasar proyectos conexos por pequeños mineros formales con
la regulación relajada que aplica a la pequeña minería, con tramites regionales
y locales sin mayor exigencia ambiental o social y para no caer en
vinculaciones crean distintas razones sociales para operar. Por cierto son las menos
pero las hay. Finalmente tenemos a la gran minería que desde el punto de vista
legal son aquellas minas que operan sobre las 5,000 TMD, sin embargo la realidad
nos muestra como el piso de la gran minería empieza recién sobre las 12,000TMD
y llega en algunos casos a promedios de 300,000TMD. Es decir dos realidades
completamente distintas. Mientras el CAPEX de la mediana minería va entre $50MM
y $150MM el CAPEX de la gran minería oscila entre los $1000MM y $5500MM
promedio. Mundos distintos, escalas de operación distintas y realidades
completamente diferentes.
La
tecnología de nuestro tiempo ha sido desarrollada a tal extremo que tecnológicamente
no existe excusa para no diseñar, construir y operar las minas en forma
ambientalmente segura, limpia y sustentable. Sin embargo esta tecnología solo
puede ser accesada por la gran y la mediana minería debido a la barrera
económica que significa disponer de los recursos económicos para comprarla. Esto
condena a la pequeña minería a ser contaminante, ineficiente e insegura casi
por diseño. Este problema solo puede ser superado el día que se comprenda que
el problema de la pequeña minería es realmente cómo reconvertirlos como accionistas
de un consorcio grande y especializado en lugar de seguir siendo operadores pigmeos
de pequeños depósitos. Es claro que así su rentabilidad seria mucho mejor y más
segura que la que actualmente mantienen en condiciones realmente poco
aceptables. Obviamente tendrían que haber excepciones calificadas de minas
pequeñas que operan ambientalmente en forma limpia y con la mayor seguridad operativa
para los trabajadores. Es un tema que trasciende a una decisión puramente técnica
por la presencia de las familias que componen un tejido social ancestral en un país
tradicionalmente minero como el Perú. Muchos temas para reflexionar hacia el
largo plazo.
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