El
cambio en los mercados nos ha dejado un nuevo tipo de cliente. El nuevo Cliente
ya no compra más productos ni servicios, ahora compra directamente soluciones y
experiencias integrales, soluciones que resuelvan sus problemas y experiencias
que superen sus expectativas agregando valor y eso no puede lograrse con la
participación de las empresas tradicionales, se requiere un nuevo tipo de
estructura en la oferta: Se requiere la participación de verdaderas cadenas de
suministro. Estas nuevas cadenas son las que marcan la oferta para el nuevo
cliente en este nuevo contexto de mercado.
La
competencia del mercado paso de ser una competencia entre empresas individuales
a convertirse en una competencia entre cadenas de suministro. El problema de la
gran mayoría de los empresarios es que la velocidad del cambio no los ha dejado
reaccionar a tiempo y solo los que innovaron en el modelo de negocio han podido
alcanzar un cambio competitivo. El empresario tradicional no ha aprendido a
reconocerse como parte de una cadena de suministro y por lo tanto aún miran a
sus proveedores y facilitadores como organizaciones ajenas a su modelo de
negocio y se relacionan con ellos bajo los tradicionales contratos basados en
las tarifas, mientras que por otro lado los empresarios innovadores han
aprendido a reconocer en que cadena de suministro compiten y han generado
nuevas relaciones de largo plazo con los integrantes de la cadena de manera que
puedan fortalecerlos, hacer acuerdos de alianza basados en la productividad y compartir
información e incluso al extremo de integrarse para configurar una cadena
ampliada de suministro que pueda competir exitosamente en el mercado.
La
nueva forma de ver los contratos marca también una diferencia importante. El
modelo de contratos tradicionales basado en las tarifas tiene un componente
perverso inherente que en el tiempo busca lograr tarifas más baratas bajo una
enorme presión de reducir los costos de las tarifas para lograr competitividad.
El problema es que los proveedores y contratistas responden bajando las tarifas
pero a costa de sacrificar calidad o costo laboral afectando directamente al
producto, al servicio y a sus propios colaboradores en un sistema que los lleva
a reciclarse o desaparecer del contexto empresarial. La nueva forma de ver las
cosas es el desarrollo de contratos basados en la productividad donde se
establecen productividades mínimas aceptables bajo condiciones normales de
operación que establecen compartir los beneficios que se logran por cada punto
de rentabilidad adicional al mínimo logrado. Esto permite que el proveedor y
contratista se conviertan en socios estratégicos y componentes clave de la cadena
de suministro que buscan ser racionalmente competitivos buscando su mejor eficiencia
y eficacia para lograr incrementar la productividad superando los mínimos
establecidos y logrando ganancias adicionales que benefician a toda la cadena y
fortalecen sus márgenes a la vez que la racionalización permite eficiencias que
se traducen en menores precio s para el cliente final de la cadena de suministro
ampliada.
Este nuevo contexto
permite lograr una nueva competitividad a las Cadenas de Suministro, eliminando
toda la intermediación innecesaria, fomentando la especialización y el outsourcing
especializado donde sea aplicable y concentrándose en la generación de valor por
medio de las nuevas sociedades y relaciones de largo plazo entre los miembros
de la cadena para lograr un menor precio para el Cliente final manteniendo o incrementando
a la vez los márgenes que la cadena competitiva puede lograr.
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