El termino en inglés “Internet of
Things” (IoT) o en español “Internet de las Cosas” es utilizado comúnmente para
referenciar el campo de la interconexión digital de las máquinas, dispositivos,
equipos, aparatos y objetos en general a
través del internet. Este concepto es poderoso en términos de alcance y de
posibilidades de aplicación doméstica, urbana, comercial, corporativa, ambiental,
industrial, productiva, de control, de servicios y de infraestructura para facilitar
la vida de las personas y de las organizaciones con un mejor uso de los
recursos disponibles.
El internet de las cosas ha
evolucionado para incluir aspectos de inteligencia artificial capaces de
alimentar naturalmente las condiciones cambiantes del entorno para producir
respuestas adaptativas con salidas mejoradas basadas en el autoaprendizaje que
permitan lograr una mayor performance del sistema interconectado de objetos.
Esto implica el desarrollo de capacidades de adaptación para hacer frente a sistemas
complejos de comportamiento caótico que no obedecen a reglas deterministas tal
como se presenta en la realidad diaria.
Los proyectos integrados de internet de
las cosas generan desarrollos cada vez más inteligentes, paralelos, masivos y
esencialmente adaptativos con menores consumos de energía y con una creciente y
preocupante amplia independencia del factor humano. Actualmente existen ciertas
tendencias en el campo del internet de las cosas: Industrial Internet of Thing
(IIoT) o Internet de las cosas para la Industria, Enterprice Internet of Thing
(EIoT) o Internet de las cosas empresarial y lo más reciente en investigación
que es el Internet of Nano Things (IoNT)
o Internet de las Nanocosas con tendencia a usar equipos cada vez más pequeños
y poderosos en su interconectividad para el uso cotidiano.
Al 2018 existen en el planeta cerca
de 50,000 millones de dispositivos conectados bajo esta tecnología en distintos
grados de evolución. La experiencia de su operacionalidad será la que determine
la mejora de las nuevas generaciones de dispositivos que operen con ella. En ese contexto es claro que los principales
retos para el desarrollo de esta tecnología serán básicamente la reducción de
tamaño de los dispositivos, su autonomía en términos de energía, la capacidad
algorítmica para actuar con inteligencia artificial y adaptarse a los cambios
así como la evolución de los protocolos comunicacionales para la interacción
entre los dispositivos que conforman el sistema. Esto implica que los futuros
desarrollos de Internet de las Cosas estarán necesariamente enfocados en lograr
que la percepción de entradas, la capacidad de decisión, el procesamiento
algorítmico, la calibración de las respuestas de salida, la ejecución de las
respuestas y su capacidad de evaluación para mejora se puedan producir
directamente en el propio objeto o dispositivo y no en computadoras remotas
alejadas del sistema de dispositivos interconectados. Es un reto que con la
actual tecnología disponible no será difícil de superar en el corto plazo para
la humanidad.
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