Los
medios de comunicación son instrumentos para desarrollar el proceso de
trasmisión de información entre entidades en general y entre los seres humanos en
particular y que se remontan en sus inicios más tempranos a la transformación profunda
del lenguaje hablado hacia la escritura, la transmisión contenidos mediante sonido
e imagen hasta la Internet en su actual desarrollo habiendo sufrido una
particular transformación exponencial imparable en términos de formatos desde
finales de los años 90 a la actualidad.
La
tecnología de nuestro tiempo nos ofrece ahora nuevos medios y formatos para la comunicación
(neo-mensajes de texto, neo-vídeo-programas, vídeo-juegos, seudo-códigos comunicativos y hasta artefactos de inteligencia artificial entre otros) cada vez más
virtuales (el imperio de los sentidos en su máxima expresión), de respuesta más
inmediata (las personas más frecuentemente se alteran y frustran ante la
espera), altamente interactivos (usan la participación activa de la persona
interactuando con ella en tiempo real) y con gran conectividad de difusión
(redes sociales cada vez mas especializada) que trascienden al capital
relacional del sujeto que las define en un escenario de alta velocidad y
reinado multimedia en línea a través de la nueva Internet que domina nuestro
mundo actual.
Pero
la transformación es más compleja de lo que parece, pues está diseñada desde su
concepción (voluntaria o no) para ser aprendida casi intuitivamente por los
nuevos nativos digitales (principalmente los niños y jóvenes) mientras que los
migrantes digitales (los adultos) como el suscrito deberemos hacer grandes
esfuerzos por aprenderla e internalizarla o morir en el intento para comprender
y enfrentar nuestra nueva realidad.
En
ese contexto es claro que no podemos ganar la guerra contra los nuevos medios
de comunicación que inundan el horizonte de nuestras actuales vidas ni tampoco
podemos aferrarnos al pasado por más melancolía sobre lo clásico que queramos
mostrar, por más anhelo del rescate de la buena escritura y la lectura que
añoremos y por mas recuerdo de como la comunicación clásica funcionaba en el
pasado. El problema no son los nuevos medios de comunicación, el problema de
fondo son los contenidos.
Es
nuestra responsabilidad hacer algo al respecto y por lo que veo solo nos queda esmerarnos
por insertar masivamente contenidos de alto valor en los nuevos medios de
comunicación, contenidos que puedan incluir valores, contenidos que enseñen,
contenidos que transmitan experiencia y conocimiento, contenidos que reflejen nuestros
más valiosos activos sociales, culturales e intelectuales, contenidos con
aporte social, cultural y científico donde sea posible en los nuevos formatos
que los actuales medios de comunicación nos ofrecen. Ese es el verdadero reto
que nos debe comprometer hacia el futuro por el bien de las futuras
generaciones.
DSc Max Schwarz - mschwarz@bygsac.com
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